TODOS ELLOS SOY YO
Mi Efecto Multiplicador
Lo que quiero multiplicar
Y lo que NO quiero también
“Ser, o no ser”
Hamlet.
William Shakespeare
Desde que aprendí a escribir me ha gustado hacerlo, un universo privado, mucho verso, más que prosa, que no he tenido valor de compartir, adicional a una enorme timidez, mucho he pensado también: ¿a quién podría interesarle? - Muchos textos engavetados en papel envejecido, diciéndome a mi misma que algún día los transcribiría, y otros archivados en formatos electrónicos, para mi “conservación” personal, pues ¿quién mas los leerá si no me atrevo a compartirlos? Pero desde hace unos años muchos me han dicho que escribiera de mi vida, para algunos puedo ser una especie de “no sé bien qué buen ejemplo”, con un significado adicional personal para cada uno. En realidad, no soy yo quien tiene mérito, soy el resultado de un mestizaje, de una fusión multicultural, en el que si alguien cuenta en realidad tendría que decir: “todos ellos, soy yo”. Solo a través de ellos, puedo contar mi historia. El tiempo dirá si la comparto.
Cuando hago un paneo de mi vida en retrospectiva, cómo quien ve una película, observando memorias desde mi niñez hasta el presente, puedo apreciar los “efectos multiplicadores” en mi. De niños todo es nuevo, fresco y nos llama la atención, queremos hacer mucho de lo que vemos que otros hacen, y experimentamos muchos momentos “wow”, sea que nos gusten o no. Muchos de ellos influenciados por otras personas, como padres, hermanos, maestros, conocidos; otros motivados por vivencias personales, como cuando estamos en contacto con la naturaleza, nadamos, montamos bicicleta, dibujamos, entre tantos otros incontables acontecimientos. Cada uno de estos va a sembrar una impresión, algunas veces positivas, otras veces no, pero todas son importantes, porque cada una va a dejar su “efecto multiplicador” en nosotros, y toda experiencia es valiosa como contribución a construirnos a nosotros mismos y, también, a decantarnos.
Nos convertimos en una especie de lienzo creado a “muchas manos”, con muchas huellas dactilares, además de la propia, y con muchos colores, formas, texturas, aromas. Nos convertimos en una mezcolanza de sonidos, de figuras, de sentires, de conceptos, en una lista interminable de experiencias llenas de influencias y deseando a la vez crear unas cuantas propias, auténticas, con nuestro propio dactilar único. En el proceso nos convertimos en los “entes multiplicadores” de lo demás. Y aquí es que voy a empezar a recrear los “efectos multiplicadores” en mi, lo que quiero replicar y multiplicar porque los considero valiosos, y los que no quiero también; deseando que ellos puedan ser un efecto multiplicador significativo en otras personas y despierte en muchos su deseo de multiplicar en positivo, de manera útil y para el bienestar de muchos más.
Esto significa que voy a empezar por ejercer mi Efecto Multiplicador - EM - en relación a dos temas muy importantes en la vida, al menos así lo veo yo. Mis dos puntos de partida tienen su prioridad en que ambos determinan parte trascendental de la calidad, del sentido y del significado que le daremos nuestro camino de vida.