Cambio, expectativas y confianza
“Justo cuando creía tener todas las respuestas,
cambiaron las preguntas.”
Mario Benedetti
“La vida es aquello que va pasando,
mientras planeamos lo contrario.”
John Lennon
En ocasiones, recuerdo cuando era niña y como, de alguna manera, la gente afirmaba que la vida era una especie de modelo a seguir. Obviamente, en medio de mi inocencia y desconocimiento infantil, yo así me lo creía, en realidad me lo creía todo: que a los niños los traía la cigüeña, que los regalos los traía un tal niño, que el Ratón Perez me dejaba dinero por los dientes que se me caían, mayor burla, de la que no voy a dar largas ahora; y con apenas 3 o 4 años yo pensaba que la vida era: estudiar hasta graduarse de la universidad, casarse cerca de los 20 años, tener hijos (que los traía la cigüeña) y trabajar, y todo bonito. Algo de eso así es, solo que no tan así: no todos pueden estudiar (hasta obtener una licenciatura), no todos consiguen una pareja para consolidar una relación (o consiguen más de una), ni todos tienen hijos, ni… o…
Nací en un país en el que había una enorme prosperidad, crecí en una nación en la que la mayoría era clase media, al que inmigraron muchas personas en busca de oportunidades, en la que se afianzaron comunidades importantes italianas, portuguesas, españolas, colombianas, entre otras. Por muchos años, crecí en un mundo ideal, rodeada de personas amorosas y amables. Hace ya varias décadas de aquellos años, y el mundo es otro actualmente, los niños son otros niños. No sé cómo sería yo si fuese niña hoy en día, pero es seguro que sería diferente.
Todo era idílico, el Nirvana me acobijaba, hasta que la realidad me cacheteó un buen día cuando Bangladesh y sus niños me mostraron sus caras(1), impactándome decisivamente. Aunque había presenciado a temprana edad tanto en mi país, como en otros que visité(2), a personas en condiciones precarias y mendigando, nunca lucieron como Bangladesh, mi corazón se quebró, muy duro. Simultáneamente, aparecieron los maestros de mi lista no deseada(3), mostrándome que no todos son amables, o no todos lo son todo el tiempo, y que había mucha gente lidiando con la ira, la frustración, y un centenar más de emociones perturbadoras. Era hora de aprender a moverme dentro de este otro mundo, nuevo para mí. Pocos años más tarde, “el cambio” azotó mi puerta(4), entró sin preguntar y me atropelló con todo. “El cambio”, la única constante. Todo empezó a cambiar, el mundo que conocí en un momento ya no estaba, pero esta travesía llamada “vida” no se detiene y toca moverse y, para muchos, de alguna manera, implica literalmente “sobrevivir”. Y en el proceso pasa tanto, mucho de fortalecerse o hacerse el duro, da lo mismo, eso se vive hacia adentro.
Ya mi vida no iba a seguir un modelo, se destapó un abanico con infinitas probabilidades y posibilidades, pero y ¿qué pasó con mis expectativas? – Algunas se cumplieron, otras tantas quedaron para el recuerdo de lo que me hubiera gustado y no fue. Y lo que aprendí, después de mucho forzar mi antojo, fue que en el trayecto cuando sueltas a la vida, la dejas ser y llevar las riendas, y la escuchas con atención cuando te habla, la vida te sorprende, y así fue como empezó a sorprenderme gratamente, me recordó quien soy o quiero ser y que no quiero ser, volví a mi esencia, aunque de momentos este mundo lleno de distracciones me saca de foco y voilá, ni se para donde va. Del país tan maravilloso en el que crecí solo queda el recuerdo y, actualmente, sigue luchando por salir de una crisis tan profunda que ha superado fronteras y nos ha segmentado a niveles que jamás pensamos que podría pasar.
Muchos renegarán de abrirle paso a la libertad de expectativas, porque es común que la sensación de incertidumbre es muy compleja de manejar, por eso, ahora, me voy a remitir a unos elementos facilitadores para explicarme un poco mejor. Hace años, mientras me buscaba de nuevo a mí misma, leí un libro llamado Autobiografía de un Yogui, su autor fue el Swami Paramahansa Yogananda, internacionalmente conocido. En el capítulo XI de este libro él cuenta como aceptó el desafió de viajar sin dinero a otra ciudad, ir, regresar, poder comer, que todo fluyera y que nada le faltara. Sin decir más, su confianza y su libertad de expectativas fueron tan poderosas que así fue, pudo realizar su viaje sin carencias, todo lo que necesitó vino hacia él. Paramahansa Yogananda fundó “Self-Realization Fellowship”, dedicada a sostener sus enseñanzas. Yogananda predijo aún estando vivo cuándo fallecería y su cuerpo solía estar en exhibición en California(5). A diferencia de los modelos de hinduismo(6), en la práctica del budismo no hay dioses, todo es mente y experiencia para resumirlo lo mas posible, pero en ambos la “confianza” tiene un rango muy alto de valoración.
Confiar fue la primera lección que recibieron Ole y Hannah antes de ser Lamas. Confiar plenamente nos conduce de manera natural a soltar y vivir libres de expectativas, aún cuando sucedan cosas que no nos gustan. Hablando por mí, puedo decir que cuando confío todo fluye, y cuando el miedo se ha hecho presente, sucede lo contrario. El miedo nos aleja de la confianza y, simplemente, nos ciega, nos coarta, nos nubla y nos lleva a ver las cosas de manera errática y confusa. Y mientras estaba escribiendo esto recordé que hace varios años yo vivía con el temor de envejecer y no contar con un soporte económico, una pensión o ingreso razonable. Total es que apareció en mi camino un sistema de pensión a través de una inversión en Estados Unidos, aunque yo no vivía ahí era posible contratarlo. Contratar el fondo de pensión hizo que de inmediato el miedo desapareciera, y la confianza se apoderó de mí, me sentí segura. Al cabo de unos meses recibimos la noticia que el fondo estaba siendo acusado en un litigio internacional por fraude. Para nuestra tranquilidad pudimos recuperar la mayor parte de nuestra inversión. Aún así, el temor que alguna vez sentí no volvió, entendí que era un miedo infundado, que no existía realmente, yo lo había creado. Ya no tenía un prospecto de pensión, pero ya no importaba porque el miedo había desaparecido y la confianza había ocupado su lugar.
Lo que quiero multiplicar:
Que todos puedan vivir con plena confianza y libres de expectativas, y permitirnos inventar nuestros propios modelos a seguir, sin alimentar conceptos inútiles, ver que en todo lo que sucede hay una oportunidad para aprender y crecer (está en nosotros verla y dilucidarla), aceptar que el cambio es la única constante y que podamos ser flexibles y adaptables a los cambios, porque aunque no nos gusten, no hay como evitarlos, y es de sabios hacerlo fácil y dejarlo fluir, porque estamos expuestos al cambio desde la concepción y hasta el último día de vida.
Notas:
1) Década de 1970.
2) Por ejemplo, en México, 1977.
3) Y fue literalmente un maestra, de 4 grado, era una mujer agresiva, grosera y ofensiva con los niños, les propinaba insultos a varios con frecuencia. Nunca golpeó a ninguno, pero con sus palabras golpeaba muy duro.
4) El hogar en el que crecí de niña dejó de existir.
5) Intenté buscar información actualizada sobre esto, pero no la conseguí, raro que Google no supiera.
6) El Hinduismo puede ser monoteísta o politeísta contando con más de 300 mil dioses.




