¡Fortaleza! Que no hay de otra
“Lo que no me mata, me hace más fuerte.”
Friedrich Nietzsche
Puede que sea oportuno presentarles a tres mujeres más, no tan anónimas en su comunidad, pero tampoco “famosas”. Ellas me han tocado profundamente la vena materna, van a ver por qué. Jennifer C. M-S es una madre con tres hijos, dos de ellos son chicas. Es de Jennifer y sus dos hijas a quienes quiero presentarles.
A Jennifer la conocí a través de CureSMA(1), ella dirige el capítulo asociado del Sur de Florida y anualmente realiza una gala anual para captar fondos para el proyecto “CureSMA”, de la que hay que reconocer que realmente se luce con sus alcances, logrando recaudar cantidades relevantes en fondos que son donados para investigación y otro tipo de ayudas. Adicionalmente, ha impulsado la Clínica de SMA para apoyar a las personas con este diagnóstico, a sus familias y allegados en el Sur de Miami, asociado a UHealth.
En persona la he visto una sola vez, en el 2014. Posteriormente, la seguí por Facebook y algunas comunicaciones telefónicas. De esa primera impresión vi a una mujer con mucha energía y fortaleza. Cuando la conocí ella vivía junto con su esposo, sus hijo@s y sus mascotas. Desde entonces, su realidad ha cambiado, así que como llevo años haciendo estos apuntes algunos referentes ya son parte del pasado, sin embargo, su vigencia significativa no tiene fecha de expiración.
Quiero hablarles de ella porque, en lo personal, no puedo evitar ponerme en sus zapatos y dar gracias por el bienestar de mi hijo y es que, a diario, Jennifer se enfrenta a constantes complicaciones de salud que viven sus dos hijas, les voy a explicar: Madison, su hija menor, fue diagnosticada con AME I (SMA I), no hay forma que les relate por aquí lo que Madison ha vivido y, en consecuencia, sus padres, es como para escribir varios libros, pese a su corta edad aún; por su parte, Katie (creo que con 21 años en 2017), su hija mayor, fue diagnosticada con síndrome post-trauma (el mismo año que la conocí), si no me equivoco, y puede padecer de desmayos y convulsiones, que no se sabe cuándo van a ocurrir y necesita ser atendida al momento. Ambas chicas han vivido situaciones muy complejas, y sus vidas se han visto afectadas de maneras desconocidas para la mayoría. Creo que no hubo semana, durante varios años, en la que Jennifer no tuviera que asistir con alguna de sus hijas al médico o ser ingresadas en el hospital.
Jennifer no solo ha enfrentado la adversidad que significa ver a tus hijas sufriendo, si no que también ella como ser humano se enfrenta a ser madre, comprometida y responsable, a tener que dejar su propio sufrimiento de lado para poder estar ahí por sus hijos, y estar, estar, estar, fuerte, sin permitirse caer, y sí, batallando con la cantidad infinita de emociones que estas situaciones pueden suscitar para una madre, para cualquier ser humano, y sin derecho a respiro. Pero no para ahí. Las condiciones de sus hijas también implican una gran carga financiera porque cubrir todos los tratamientos médicos representa costos que, con frecuencia, no cubren del todo sus seguros médicos. Saquen sus propias conclusiones de lo que significa toda esta sumatoria.
Tengo que ser honesta, mucha gente se queja de menudencias y dice estar asfixiada y, es muy difícil contenerse de hacer un comentario ácido (en momentos así me recuerdo a Ally McBeal con sus imaginaciones, obviamente, me reservaré las mías) - ¿cómo es posible que se den el lujo, no solo de ser desagradecidos con la vida, de quejarse por nimiedades, en lugar de estar apreciando y agradeciendo poder contar con “salud” para hacer y ser todo lo que deseen en sus vidas?
Jennifer, gracias por ser un ejemplo ilimitado de lo que es realmente valioso e importante en la vida. Ella se mantiene tan en alto, regalando siempre una sonrisa, tanto ella como sus hijas, y ¡unidas! – apoyándose mutuamente. Creo que su ejemplo también nos muestra el camino de la fuerza que dan el amor y la unión, y en momentos de adversidad dar la lucha por lo que es realmente valioso en vida. Ella hoy en día ya es abuela y su hija menor ya tiene 18 (2024).
Mis respetos y admiración, no solo para Jennifer, también para tantas otras familias que atraviesan situaciones similares. Por tener presente a estas personas tan valientes, que no solamente viven tantas adversidades de salud con sus seres queridos, que afectan tantos aspectos de la vida diaria, y a niveles muy profundos emocionalmente, y muchas de estas familias, resultan ser personas dedicadas, no dudan en regalar una sonrisa a otros y, como Jennifer, encima cuentan con un excedente de energía para ayudar a otras personas.
Por favor, si alguien se ve en este espejo, por las razones que sean, y aún cuenta con un poco de excedente de energía, les invito a apoyar como voluntarios o donando a curesma.org (no hice este escrito para esto, pero sería un desperdicio dejar pasar la oportunidad).
Hay muchas historias de fortaleza y resiliencia dignas de contar; refiriéndome a las que me tocan de cerca puedo afirmar que conozco demasiadas. Sin embargo, creo que con ésta dejo bastante claro lo que quiero expresar.
Lo que quiero multiplicar:
Que valoremos nuestros afectos. Que apreciemos la salud con la que contamos, contar con una salud óptima nos permite “poderlo” todo.
Notas:
1) Anteriormente FSMA.
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